El piloto boliviano Ángel Roca Rivera, muerto a balazos durante un enfrentamiento con la policía en la selva de Pasco, operaba al servicio del temido cártel del narcotráfico mexicano de Sinaloa, según las primeras indagaciones realizadas por la Dirandro, unidad policial que investiga el narcotráfico en el Perú.
Roca Rivera integraba una filial de ese grupo criminal establecido en Bolivia.
Se sabe que semanalmente realizaba hasta 4 viajes clandestinos a territorio peruano para recoger cargamentos de cocaína elaborados en la zona del VRAEM.El peligroso sujeto era buscado en Bolivia desde el 2001, por haber sido condenado en ausencia a 25 años de prisión por contrabando de sustancias prohibidas.
Fue juzgado con los ahora reclusos Carlos Colón Ramírez, Hugo Salazar Salazar, Alberto Loras Daza, Jorge Melgar, Arturo Viaña Moreno, Roy Viana Moreno, entre otros.
Según investigadores, la filial boliviana del cartel de Sinaloa envía cargamentos de cocaína peruana a Europa, vía Brasil.
Los principales destinos de la mercadería ilegal son las ciudades de Madrid y Barcelona, en España; así como Amsterdam, en Holanda.
Felipe Cáceres, viceministro boliviano de Defensa Social, estima que en la selva peruana existen unas 70 pistas de aterrizaje clandestinas que son usadas con gran frecuencia por avionetas ligeras.
Fuentes de la policía peruana admitieron la existencia de ‘aeropuertos clandestinos’ en esa zona del país, pero indicaron que no son más de 30.
Aseguraron que en el 2013 han sido destruidas 21 pistas de este tipo en la selva central.
Otras, como la habilitada cerca de la comunidad asháninka El Milagro, donde murió el piloto boliviano, son constantemente monitoreadas, dijeron.
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